La Chinoise es un largometraje publicado en 1967, un año antes del conocido mayo francés. Ambientada y producida en torno a este año, el director Jean-Luc Godard, uno de los principales representantes de la Nouvelle Vague, nos presenta aquí una compleja producción. Estamos ante una película que además de hacer una reflexión sobre la realidad histórica y social de los años sesenta en Francia, se produce en el momento en el que se está dando esa realidad. Godard reivindica en ella su ideología y plasma de forma magistral la complejidad y las contradicciones que uno mismo se puede encontrar en sus creencias, a pesar de hacer uso de la dialéctica y la razón.
El director nos presenta a un grupo de jóvenes franceses: una estudiante de filosofía, un actor, un estudiante de químicas, y una chica que, simbólicamente, podemos asociar a la clase trabajadora. El director nos advierte al comenzar, que es una ``película en preparación´´, por lo que entendemos que es una metáfora del proceso que se está llevando a cabo en la vida real. No estamos por tanto visionando una película sobre mayo del 68, sino que ella misma se nutre del movimiento que se está originando.
Antes de entrar a hacer el análisis de la obra, es conveniente ponerse en antecedentes. Los años sesenta quedarán marcados con acontecimientos como la guerra de Vietnam (1965), la revolución cultural de Mao (1966), la muerte del Che Guevara (1967), La Primavera de Praga (1968), y el tema que nos ocupa, el movimiento estudiantil francés, ocurrido este mismo año. Asimismo, y para entender las demandas de la nueva sociedad, hay que tener en cuenta que ésta había sufrido una transformación en su estilo de vida, ligada a la revolución sexual, los medios de comunicación de masas, la cultura pop y el papel de la mujer, entre otros.
La película empieza con la lectura de un discurso que aboga por la necesidad de la revolución para acabar con el antagonismo de clases en la sociedad francesa. Estas primeras palabras marcan todo el hilo argumental de la película. Los compañeros, de los cuales no sabemos nada de sus vidas fuera del espacio donde se desarrollan todas las acciones, ocupan una casa que se queda vacía durante todo el verano, en la ciudad de París. En ella los jóvenes se reúnen para reflexionar y debatir, siendo su tema central la revolución comunista y la revolución cultural china. Estos propósitos reflejan muy bien
las inquietudes del sector estudiantil francés. Un sector que a lo largo de los años se había desarrollado, ya que cada vez más jóvenes ingresaban en las universidades para cursar estudios superiores. La formación de mentes críticas e inquietas, darían posteriormente lugar a los movimientos de mayo en Francia.
Como decíamos, este grupo de jóvenes va desarrollando a lo largo de la película toda una ideología, una conciencia, la cual intentan cimentar sobre bases teóricas. Para ello, utilizan el Libro Rojo de Mao, debaten y discuten, como en una especie de asamblea donde uno expone, y los demás escuchan. Intentan comprender el socialismo científico de Karl Marx, sin embargo, sólo llegan a soluciones ambiguas, que en cualquier caso, desembocan en la violencia y el terrorismo, como única vía para la revolución.
De este modo, Godard nos intenta introducir en ese idealismo que representaban los jóvenes de estos años, que, tras la muerte del dictador Stalin, el cual había demonizado al comunismo, se veían libres para recuperar esa esencia del marxismo-leninismo y contextualizarlo en la sociedad moderna francesa. En definitiva, tratan los temas asociados a la izquierda progresista de esta década, con el propósito de formar su propia conciencia, poner en cuestión sus concepciones y descubrir cuál es su papel en la sociedad.
Llama poderosamente la atención cómo Godard nos transmite su crítica artística y social. Una de las escenas en las que se celebra la ``asamblea´´, utiliza el encuadre para separar al profesor, a los alumnos, y al pueblo. Puede leerse como una crítica a la diferencia entre clases que, pese a la consolidación de la clase media, seguía vigente.
Además, es muy significativa la predominancia de los tres colores primarios (en las localizaciones, el vestuario, los créditos), ya que Godard, influido por el neoplasticismo y el constructivismo, los asocia a ideales políticos. Hipótesis con fundamento ya que en la película se reflexiona la relación arte-teatro-política.
Finalmente los personajes deben dejar el piso. Comienza un nuevo curso y han de volver a la universidad, dejando atrás ese aislamiento dedicado a la reflexión y la crítica. Con el abandono de este espacio, acaba su propia revolución.
En definitiva, se trata de un film experimental que es revolucionario en sí mismo, que deja espacio para pensar la propia revolución a través de la situación que se está dando en ese piso burgués. De una forma sutil a la par que profunda, vemos como una juventud disconforme y soñadora libra su propia batalla para cambiar el mundo que le rodea. Una obra, que dirigida por el genio Godard, podemos calificar de visionaria ya que, meses más tarde, se desarrollarán los acontecimientos que marcarán el mayo del 68, con los altercados en Nanterre y los posteriores disturbios en la capital, consecuencia de un movimiento estudiantil y la huelga general.
Bibliografía:
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MANUEL AZCONA, J. (2005) `` Mao y la Revolución´´ En: Historia del mundo actual (1945-2005): ámbito sociopolítico, estructura económica y relaciones internacionales. Ed: Universitas, S.A. ISBN: 84-7991-179-4
RAMÍREZ, J.A. (2005) ``Arquitectura y urbanismo del siglo XX´´ En: Historia del Arte: el
mundo contemporáneo. Ed: Alianza editorial. ISBN: 84-206-9484-3
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